sábado, 15 de marzo de 2008


Estábamos e 7° grado. Era el primer año que nos llevábamos una materia y encima era Plástica, teníamos que presentar la carpeta completa con todos los trabajos que no hicimos durante todo el año por hablar en absolutamente todas las clases.

No le contamos a nustros papás porque teníamos verguenza y nos iban a retar por algo que ibamos a solucionar facilmente.

Ella se quedó a dormir en mi casa, como haciamos todos los fines de semana. Esa noche no dormimos porque al otro día había que presentar los trabajos en el colegio. Nos pasamos toda la noche entre temperas, purpurinas y colores y ya estábamos muy aburridas; decidimos tomarnos un recreo, miramos un poco de tele, escuchamos música, pero nada nos divertia.

Yo tenía en ese momento una vecina con la cual nos habíamos peleado hace unos días.

Mi amiga y yo, nos miramos y dijimos "Por qué no?" Fuimos corriendo a la cocina, agarramos una de esas ollas enormes, en las cuales hacen las pastas los domingos en mi casa y la llenamos de engrudo y agarramos unas cuantas docenas de huevos.

Subimos a la terraza de mi casa y desde ahí empezamos a tirarle todo lo que habíamos preparado, lástima que una vez que ya habíamos tirado todo nos dimos cuenta que quedó muy obvio que habíamos sido nosotras, porque quedó todo el costado izquierdo de la casa sucio, justo el lado que limita con la mia. Decidimos bajar, buscar más engrudo y huevos y manchar también el frente, así sospechaban menos.

Luego de eso, y con muchisiiiima culpa, fuimos a continuar con nuestros trabajos.

Al día siguiente, al volver del colegio, vemos a mi vecinita limpiando todas las paredes de su casa, y también los pisos mientras nos puteaba.

Pero nosotras contentas, y sin hacernos mucho problema, porque habíamos aprobado.

2 comentarios:

el_iluso_careta dijo...

jaaa anécdotas de tiempos pasados...siempre despiertan una sonrisa

Anónimo dijo...

Siempre fui el peor en plástica y dibujo.
En 1er año casi me la llevo.